Los problemas de la vida diaria, los trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión, en fin una infinidad de circunstancias nos pueden orillar a tener rencor u odio en contra de nuestro prójimo. Es cierto que muchas veces las personas se meten con nosotros, y muchas veces podemos creer que nuestro rencor está fundamentado, pero aunque sea así, no es de cristianos tener rencor.
El mandamiento: Lucas 10:27 - Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
La palabra bíblica misma lo dice; deberás amar a tu prójimo como a ti mismo. No hay excepción, tu prójimo somos todos, mi prójimo son todos los seres humanos, buenos o malos.
También, en la epístola de Juan, dice: 1 Juan 4:20 - Y si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto; ¿Como puede amar a Dios a quien no ha visto?
Y por supuesto, cuando sentimos que vamos a explotar, que no podemos contenernos, que aunque pensemos en que debemos amar al prójimo como a uno mismo no funciona, debemos recordar algo muy importante, pilar fundamental cristiano: El Sermón de la montana.
Les dejaría uno a uno los versículos pero son bastantes y deben leerse todos para comprenderse. En este enlace puedes leer El Sermón de la montaña.
Para finalizar, dejo un versículo importantisimo del Sermón:
Mateo 5:9 - Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
¡Viva Cristo Rey!
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